Dentro de las diferentes culturas existen “bienes” intangibles que se guardan en la comunidad y se pasan de generación en generación; esos son los saberes ancestrales. En Bolivia, al igual que en otros países, la necesidad de adaptación al cambio climático, ha tomado una importancia considerable y el conocimiento de saberes ancestrales y el uso de indicadores naturales podrían predecir la ocurrencia de diversos eventos naturales. Sin embargo, muchos de éstos, han ido desapareciendo con el tiempo. Adicionalmente, los patrones de comportamiento de los bioindicadores ante el cambio climático se han modificado.
En este marco, el proyecto Biocultura y Cambio Climático, a través de su socio ejecutor PROSUCO, vienen desarrollando la Red Meso Clima, combinando el uso de la tecnología con el conocimiento local, a fin de poder contar con pronósticos del clima más acertados. El objetivo es “desarrollar capacidades a nivel técnico para ir montando un Sistema de Información Climática Biocultural, basada en el recuperación de saberes locales, los cuales ayudan a hacer pronósticos, pero también con un componente de manejo de herramientas participativas con las cuales los observadores locales pueden hacer el monitoreo local”, sostiene Eleodoro Baldiviezo –Coordinador de la Red MESO CLIMA.
Para tal fin, se vienen desarrollado talleres de capacitación con técnicos de los socios ejecutores de los sub-proyectos de Biocultura, que a su vez, están vinculados a los Gobiernos Municipales. En los talleres se capacita a los participantes en el uso y lectura de imágenes satelitales, que acompañados con los saberes locales, les permitan generar pronósticos a partir del monitoreo climático intercultural en sus comunidades. El gran desafío es que los técnicos cuenten con capacidades para poder montar las redes locales de monitoreo.
Existen dos grandes áreas para la predicción del clima: el pronóstico, que permite anticiparse al comportamiento futuro del clima y que se obtiene en base al conocimiento local, a través de la observación de indicadores naturales y del conocimiento científico y el monitoreo, que se basa en herramientas muy sencillas como “el pachagrama”; instrumento donde el observador local comunitario registra día a día el comportamiento del clima.
Andrés Pino del municipio Yunchará – Tarija, destaca la importancia de hacer participar a la gente mayor de los municipios en este proceso, a fin de que puedan compartir sus saberes y sean recuperados y difundidos. Por su parte, Natalia Merida, parte del equipo de WCS, destaca que la utilidad del curso tiene que ver con poder integrar la percepción local del cambio climático y sus impactos y de esta manera generar mejores respuestas, a través de la capacitación, fortalecimiento y revalorización de los conocimientos locales en la integración del sistema de monitoreo y pronóstico del cambio climático.
El objetivo final, será rescatar estos indicadores climáticos locales, que se constituyen en conocimientos ancestrales propios de cada pueblo y que forman parte de la riqueza cultural de las comunidades. Fundamentar científicamente la investigación de estos saberes ancestrales en el marco del respeto a la naturaleza, las culturas y la consecución del “vivir bien”, como una medida de adaptación al cambio climático, es la tarea que ya viene impulsando.
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