Hacia la construcción de un Modelo

 Javier Medina y Gonzalo Mérida

 En el hemisferio occidental, Bolivia es uno de los pocos países donde su población indígena es testigo viviente de cómo la humanidad supo construir una civilización en el continuo de la naturaleza y no a partir de su separación. Este saber y know how se han vuelto estratégicos para la humanidad actual, debido al Cambio climático. El desafío que tenemos, como humanidad, es volver a sabernos parte de la biosfera y ya no sólo como nómadas que moran sobre el solo eje del tiempo y de la historia. Este talante, justamente, es el que ha dado origen al calentamiento del planeta Tierra.

Este patrimonio nuestro, intangible como software, y tangible en el hardware agronómico prehispánico, es lo que quisiéramos construir como una marca turística bio cultural, para compartirla, hacia fuera, con un segmento cada vez más numeroso que está en la búsqueda de un estilo de vida más ecológico y socialmente responsable y, hacia dentro, ligarlo a la currícula educativa, para que las nuevas generaciones conozcan Bolivia por experiencia propia.

Con otras palabras, lo que busca el Turismo biocultural es un diálogo de civilizaciones, compartir un estilo de vida y un ritmo peculiar de morar en el mundo. Busca que el hombre moderno que, en el Camino de Santiago, supo encontrarse a sí mismo; en el Kapaj Ñan boliviano pueda volver a reencontrase a sí mismo como hijo de la Madre Tierra.

Repensar el turismo: Acerca del viaje

 El viaje es una de las metáforas más fuertes de la condición humana. De hecho una de las definiciones que mejor nos caracteriza es la de Homo viator. La civilización occidental, en su raíz semita, comienza con el viaje de Abraham, de Ur en Caldea hacia el futuro y la libertad; una travesía  que dura hasta ahora y ha formado el genio occidental. La línea recta. Otro viaje mítico, esta vez de nuestra raíz griega, es la salida de Ulises de su reino, en Itaca, hacia Troya, donde se demora diez años haciendo la guerra y pasa otros diez años tratando de regresar a su hogar. El círculo: el Tour, justamente. En los Andes, otro viaje arquetípico es la salida desde la Isla del Sol de la pareja imperial Manco Capac y Mama Ocllo que, emergiendo de la Pakarina del Lago Titicaca, se dirigen hacia el Ombligo del mundo: Qosqo, para fundar una diarquía, basada en la oposición complementaria, que dura hasta ahora y ha configurado el genio andino.

Los viajes, desde siempre, han sido viajes de iniciación en los misterios de la vida. Así, todos los griegos peregrinaron una vez en la vida al Santuario de Eleusis: un relicto matriarcal donde la Magna Mater mediterránea, por la boca de la Pitonisa, les enseñaba cuál era su lugar en la red cosmobiológica del universo. Siddharta Gautama, el Buda, dejó su palacio, donde vivía feliz e ignorante de todo, y conoció el sufrimiento del mundo: la enfermedad, la vejez y la muerte. En el viaje conoció maestros que le enseñaron el camino de la liberación. Los musulmanes, de igual modo, peregrinan hacia la Meca y los europeos occidentales siguen peregrinando, para conocerse a sí mismos, por la Ruta jacobea  hasta llegar a un Campo de estrellas, Compostela, en el Finis Terrae medieval. Los Andes están tachonados de Santuarios de Altura, como el de Qoyllorit´i, al pie del nevado Ausangate donde las “naciones” andinas se reúnen cada año para cargarse de energía telúrica para armonizar y ecualizar la vida del ayllu de los jaqi: la comunidad humana, con los ayllus de los waka: la comunidad de los ancestros, y el ayllu de la sallqa: la comunidad de lo no domesticado por el hombre, para encontrar la sincronización con el universo: cuyo efecto es la dulce vida. El chamanismo es también un viaje  sobrenatural a la búsqueda del alma perdida, es decir, desconectada de la red de la Vida, para volverla a articular a la Web cósmica.

Los viajes, también desde siempre, han sido la ocasión para salir de la identidad de  la propia tribu para encontrarse con la Alteridad, con el Otro que es, también nuestro semejante. Pero percatarse que el otro es yo, que el diferente es idéntico, que la diferencia de la otra cultura se encuentra en mi propia cultura, pareciera exigir un desplazamiento exterior: un viaje, que la facilite. Alteridad y semejanza son dos rostros de una misma moneda.

He aquí que el turismo moderno permite, como nunca antes, a grandes masas la evasión hacia países y continentes tan distantes como diferentes; sin embargo, tales desplazamientos, con sus emplazamientos e instalaciones turísticas, ya sea en el Mediterráneo, el Caribe, el sudeste asiático o las costas africanas, siempre tratan de reproducir las mismas comodidades, parecidos menús, idénticos ambientes, los mismos espectáculos, semejantes rutinas. Los países exóticos ponen el clima, el paisaje y la gente, pero en su contorno más inmediato el turista queda preservado de todo contacto con la alteridad inquietante de la otra civilización, con la excesiva diferencia del otro. Este tipo de turismo permite dar la vuelta al mundo, por así decir, sin salir de la propia sala de estar.

El turismo biocultural pretende volver a facilitar  la experiencia arquetípica del Viaje, en el contexto de la globalización, el cambio climático, el desarrollo y el Vivir Bien y  en el que el desplazamiento geográfico facilite un desplazamiento interior, de tipo iniciático, para encontrase a sí mismo en el rostro del Otro. Propone, pues, un diálogo de civilizaciones; un diálogo entre Occidente y la Indianidad.

Para la construcción de este turismo biocultural, que propicia un diálogo de civilizaciones, será bueno, primero, entender cómo funcionan cada una de ellas, pues, éste, justamente, es el meollo de esta marca que queremos construir. Queremos vender software civilizacional.

Acerca de Occidente y la Indianidad

Lo que se denomina Tercer Mundo, países pobres, subdesarrollados, en desarrollo, emergentes, etcétera, representan, en realidad, una oportunidad muy concreta de conocimiento de nosotros como humanidad, de reconocimiento de que estamos embarcados en la misma nave y que esta nave, el Planeta Azul, es nuestra morada común y está en peligro, debido al sobre calentamiento producido por una de estas dos civilizaciones que nos constituyen a todos.

Ahora bien, para mostrar  la diferencia civilizatoria, de la manera menos ideológica y emocional posible, vamos a recurrir, primero, a las neurociencias y, luego, a la física cuántica. Vamos a anclar la explicación en nuestro cuerpo, en la materia-energía.

La hipótesis es que las civilizaciones (y, a su interior, las culturas) son creaciones de la mente humana, no de dioses o de astronautas ancestrales. Ahora bien, el cerebro humano está compuesto de dos hemisferios que se comportan de la siguiente manera.

 

Hemisferio Izquierdo Hemisferio Derecho
Verbal

Usa palabras para nombrar, describir, definir.

Semiótico

Usa sonidos, imágenes, signos, tejidos… para referir el mundo

Analítico

Descompone y estudia las cosas paso a paso y parte a parte.

Sintético

Agrupa las cosas para formar conjuntos.

Simbólico

Emplea un símbolo en representación de algo. Por ejemplo, el signo + representa el proceso de adición.

Analógico

Ve las semejanzas entre las cosas; comprende las relaciones metafóricas.

Abstracto

Toma un pequeño fragmento de información y lo emplea para representar el todo.

Concreto

Capta las cosas tal como son, en el momento presente.

Temporal

Sigue el paso del tiempo, ordena las cosas en secuencias: empieza por el principio, relaciona el pasado con el futuro, etc.

Espacial

Ve donde están las cosas en relación con otras cosas, y como se combinan las partes para formar un todo

Racional

Saca conclusiones basadas en la razón y los datos.

Emocional

No necesita una base de razón, ni se basa en los hechos, tiende a posponer los juicios.

Lógico

Sus conclusiones se basan en premisas lógicas, como en los silogismos.

Intuitivo

Tiene inspiraciones repentinas, a veces basadas en patrones incompletos, pistas, corazonadas o imágenes visuales.

Lineal

Piensa en términos de ideas encadenadas, un pensamiento sigue a otro, llegando a menudo a una conclusión convergente.

Holístico

Ve las cosas completas, de una vez; percibe los patrones y estructuras generales, llegando a menudo a conclusiones divergentes.

 

El colorario de nuestra hipótesis es que: a) la humanidad es una, como la mente humana; b) que, como acaece en el cerebro, esta humanidad tiene dos modalidades de expresión; una, enfatiza las funciones del lóbulo neural izquierdo: Occidente; otra, busca un equilibrio de ambos hemisferios, desde la polaridad derecha: la Indianidad.

El hemisferio izquierdo procesa la información privilegiando el modo analítico: es decir, descompone el todo en partes. Cuando tiene que conocer seres vivos tiene que matarlos para conocerlos. Procede secuencialmente, paso a paso, de forma lógica: binaria: si-no, antes-después, arriba-abajo y, por tanto, privilegia lo temporal y lineal. El hemisferio izquierdo separa, abstrae, cuenta, mide, verbaliza y piensa en palabras y en números.  Este hemisferio va de la parte al Todo y entiende los componentes uno después del otro. Se interesa por los relata.

El hemisferio derecho se interesa por las relaciones; procesa la información de modo global, sintetizando la información que le llega. Con él vemos las cosas en el espacio y cómo se combinan las partes para formar el Todo. Procede de modo simultáneo o en paralelo; es decir, no pasa de una característica a otra, sino que busca pautas, configuraciones. Procesa la información de manera global, partiendo del todo para entender las distintas partes que le componen. Es holístico e intuitivo; piensa en imágenes, símbolos e involucra los sentimientos; reconoce melodías musicales, puesto que estas tareas requieren que la mente construya una sensación del todo al percibir una pauta en estímulos visuales y auditivos.

Leamos, ahora, esta información en clave civilizatoria  y enumeremos a continuación sus rasgos más característicos que son  los que, a partir de hechos y situaciones concretas, el Turismo biocultural quiere poner en conversación en sus protocolos de Guiaje.

Principales Características de ambos hemisferios / civilizaciones
Occidente Oriente
Lógico, analítico y explicativo, detallista Holístico, intuitivo y descriptivo, global
Abstracto, teórico Concreto, operativo
Secuencial Múltiple
Lineal Aleatorio
Realista, formal Imaginativo, lúdico
Verbal Gestual
Ontológico Existencial
Literal Simbólico
Cuantitativo Cualitativo
Lógico Analógico
Objetivo Subjetivo
Intelectual Sentimental
Deduce Colije
Explícito Implícito
Contínuo Discontínuo
Pensamiento vertical Pensamiento horizontal
Sucesivo Simultáneo
Intelecto Intuición

 

En el modelo cuántico, un fotón de luz contiene, al mismo tiempo,  lo que se llama la función Onda y la función Partícula. Cabe pensar –siguiendo este modelo- que la civilización, igualmente, colapsa en  Onda: Oriente, y en Partícula: Occidente.

Ahora bien, al interior de cada civilización se vuelve a dar la misma bipartición. Al interior de Occidente se dan la función Onda y la función Partícula: lo bosónico y lo fermiónico; sólo que la función Onda, representada por su tradición apofática, mística y romántica, juega un rol subordinado y la función Partícula juega un rol hegemónico, sobre todo a partir del diseño galileano de la ciencia.

Al interior de la Indianidad se dan la función Onda y la función Partícula; sólo que de un modo proporcionalmente inverso al caso occidental; en efecto, la función Partícula, digamos el vector individualista, juega un rol subordinado: no es que no exista, la antropología la conoce bajo el concepto de Faccionalismo; en tanto la función Onda, el vector comunitario, juega el rol preponderante.

Desde el punto de vista filosófico, la civilización occidental se caracteriza por la no-relacionalidad, cuyo categoría básica es la Substancia  de todo lo que existe, tanto en sentido realista, como “ser-en-sí-mismo”, como en sentido trascendental, como “autonomía del sujeto”. Por tanto, la existencia separada y monádica es lo primero; de ahí proviene, en política, la primacía del Individualismo liberal, por ejemplo; por consiguiente, la relación entre los entes (de donde proviene la primacía del comunitarismo amerindio) es lo segundo. En Occidente es un accidens, como dice la ontología.

La civilización amerindia, en cambio, se caracteriza por la relacionalidad. El universo es ante todo un sistema de seres inter-relacionados, dependientes uno del otro, heterónomo, no sustancial. La relación, que en Occidente es un accidens real o una forma a priori de la razón, es la primera categoría ontológica.

Las categorías básicas de la civilización occidental son la Inmanencia (existir-en-y-por-sí-mismo), independencia o soberanía (autosuficiencia), principalidad (arjé como base) autonomía y substancialidad. Para la civilización amerindia, en cambio, un ente particular, por así decir, ya está siempre en relación con otros (trascendencia), no es autosuficiente, no puede ser principio en sí mismo; se rige por una normatividad exterior (heteronomía) y no existe en sí mismo (relacionalidad).

En Occidente el Principio de tercero excluido sólo permite la disyuntiva excluyente entre dos conceptos contradictorios (verdad-falsedad, finito-infinito…) No existe mediación, sino separación entre los polos. La lógica de inclusión afirma una transición continua entre dos extremos, de tal manera que pueden coexistir como equilibrio complementario. Oriente, justamente, ofrece las expresiones más manifiestas de complementariedad de opuestos: el  yin  yang del taoismo y el chacha warmi andino.

Así, pues, al interior de ambas civilizaciones, como su contrapunto, está también su opuesto, pero de un modo subordinado. En ese sentido se puede hablar, por ejemplo, que lo amerindio de Occidente son sus pulsiones holistas y ecológicas. Lo occidental de la Indianidad son sus pulsiones reduccionistas e individualistas.

Entedemos, pues,  por Civilización el resultado de cómo la humanidad decide hegemónicamente ante la dualidad (creador-creatura, bien-mal, materia-energía, espacio-tiempo, sujeto-objeto, vida-muerte…). Si la piensa excluyentemente, es decir, dualistamente, tenemos entonces la Civilización occidental cristiana. Si la dualidad se la piensa incluyentemente, es decir, como unidad dual, no-dualidad, advaita… tenemos entonces a la Civilización oriental, en nuestro caso, la Civilización amerindia animista.

Dicho con otras palabras y recapitulando.

Entendemos por Diálogo inter-civilizatorio la aplicación de un modelo no dualista de tipo cuántico a las relaciones entre la Civilización patriarcal occidental y la Civilización matrística amerindia.

Entendemos por Modelo no dualista de tipo cuántico uno que se comporte como la función Onda y la función Partícula respecto del Electrón; es decir, el Electrón colapsa como Onda o Partícula según el Observador haya preparado el experimento.

Entendemos por Civilización occidental a aquella que, ante la dualidad, se decide por un sistema lógico que opera a través del Principio de identidad, el Principio no contradictorio y de Tercero excluido. Entendemos por Civilización amerindia a aquella que, ante la dualidad, se decide por un sistema lógico que opera a través del Principio de complementariedad de opuestos y Tercero incluido.

Entendemos, pues, por Diálogo inter-civilizatorio la interacción, en tiempo-espacios definidos, distintos pero complementarios, del Principio occidental: patriarcal, logocéntrico, newtoniano, cartesiano, y el Principio amerindio: matrístico, semiocéntrico, animista, holista.

Entendemos por Tiempo-espacios definidos, distintos y complementarios, lo siguiente: los tiempo-espacios apropiados para el despliegue del Paradigma amerindio son los espacios conviviales y cualitativos. Los tiempo-espacio apropiados para el despliegue del Paradigma occidental son los espacios racionales y cuantitativos.

Entendemos por Espacios conviviales los espacios de la esfera vernácula en el que los actores se conocen personalmente. Entendemos por Espacios racionales los espacios de la esfera mercantil y estatal; por tanto, los espacios, impersonales.

Compendiemos, pues, el guión básico de los protocolos de guiaje del Turismo biocultural en el siguiente cuadro, expresado, esta vez, desde el punto de vista teológico.

 

Monoteísmo Animismo
Patriarquía: contexto macro Matriarquía: Sitz im Leben
Monoteísmo: Dios trascendente Animismo: Divinidad inmanente
Fe en lo abstracto impersonal Confianza mutua
Búsqueda de certeza Capacidad de sortear la incertidumbre
Primacía de la Razón: lo analítico: lóbulo cerebral izquierdo Primacía de la Empatía: lo intuitivo: lóbulo cerebral derecho
Basado en la ley de Causalidad: causa-efecto Basado en relaciones no causales: Sincronía
Reduccionismo: explicación del todo por sus partes Complejidad: el Todo explica las partes
Tendencia a la expansión, crecimiento infinito Tendencia al equilibrio, a la homeostasis
Mientras más grande, mejor “Lo pequeño es hermoso”
Lineal No lineal
Lógico, según el principio de identidad: lógica aristotélica Paradójico, según el principio contradictorio: lógicas modales post aristotélicas
Poseer: tener Compartir: ser
Competencia Colaboración
Basado en un sistema monetario Basado en recursos y relaciones
Supone Escasez Supone Abundancia: biodiversidad
Implica derroche Implica suficiencia: reciclaje
Centralización: control externo Descentralización: autoregulación
La jerarquía funciona mejor La igualdad funciona mejor
Herramientas tecnológicas Herramientas conviviales
“Plata”: para ser rico: cabeza “Platita”: para vivirse: Ch´uyma
Capitalismo: dinero Reciprocidad: don: Ayni

El enfoque biocultural: buscando  los puntos de encuentro

La tradición occidental privilegió el punto de vista antropocéntrico que implicó una separación de la sociedad humana de su entorno biosférico (que los economistas, por ejemplo, denominaron “Externalidad”) y que la convirtió, justamente por ello, en un recurso a ser explotado. Ello produjo un desarrollo de las fuerzas productivas nunca antes visto, al punto que logró desestabilizar los ecosistemas terrestres en menos de doscientos años, con la revolución industrial, basada crecientemente en la energía proveniente del petróleo que, por cierto, ya alcanzó su Pico, abriendo un período de inestabilidad económica.

Este es el primer cambio climático acelerado por el ser humano. Una de las estrategias que está buscando la humanidad, para cerrar esta brecha, es volver a ligar la biosfera: la naturaleza, a la cultura: la sociedad/comunidad, lo que implica volver a poner en valor el punto de vista cosmocéntrico de las sociedades no occidentales que vivieron y viven en el continuo naturaleza-sociedad. Esta religación proviene del nuevo paradigma científico y técnico que está pasando de una visión atomista y mecanicista: la del paradigma newtoniano, a un enfoque sistémico y cuántico, donde masa y energía no sólo están interconectados, sino que forman un contínuo, de acuerdo a la nueva física: E=mc2.

El Programa Nacional Biocultura, PNB, precisa y ciñe este enfoque al contexto boliviano que, en nuestro caso, se expresan en la contradicción Desarrollo / Vivir Bien, entendida, empero, como complementaria.

La Biosfera es precisada como biodiversidad, variedad de ecosistemas, control vertical de muchos pisos ecológicos, complementariedad ecosistémica, agroecología, crianza de la chacra, los animales, el agua, el bosque, la estepa, el clima…

La Cultura  recoge la gran Lección Aprendida de que Bolivia está compuesta de dos civilizaciones: la occidental y la amerindia, que florecen en una treintena de culturas.

Para ligar estas dos esferas, el PNB desarrolla el concepto de Interfase de Sistemas a través del diálogo de saberes, tecnologías… que empieza por una revalorización del know how amerindio y lo pone en conversación con la ciencia y tecnología occidentales: el diálogo intercientífico.

Así, pues, el punto de vista biocultural implica la búsqueda de la complementariedad del punto de vista occidental: desarrollo, progreso y el punto de vista amerindio: homeostasis, equilibrio, respeto.

Un país, de tal diversidad ecológica y cultural, es un grandioso laboratorio de auto conocimiento para la humanidad. El Turismo biocultural está construyendo una Marca a partir de lo que constituye la materia misma de la Ley Marco de la Madre Tierra: entender el desarrollo integral como complementario del Vivir Bien. Por tanto, los ámbitos de los biotopos turísticos, son ocasiones para conversar sobre el cambio climático,  los recursos naturales, la soberanía alimentaria, la economía, etcétera, a partir de situaciones concretas y no en abstracto.

Se trata, pues, de un turismo vivencial de lo social, cultural y político, tal como se expresa en las relaciones concretas Norte / Sur. Estamos, pues, hablando de una oferta sistémica, holista, actual que incluye la intersubjetividad de los actores y su interrelación con la biosfera y la cultura.

En fin, el Turismo biocultural quiere contribuir a hacer consciente nuestra responsabilidad  para con el Otro y la Madre Tierra: nuestras dimensiones minimizadas, como occidentales, de modo tal que después de una peregrinación a las fuentes, emerjan ciudadanos globales, concientes de que todos vamos en la misma barca y que de nosotros depende que esta transición civilizatoria  hacia la era Ecozoica, la hagamos de la manera más inteligente y cordial.

 Los biotopos del Turismo biocultural

 El Guiaje biocultural, que propiciará las conversaciones inter civilizatorias, privilegiará los siguientes tópicos, que son preocupaciones comunes de toda la humanidad. Se trata de experimentar cómo interactúan, en este espacio concreto, ambas visiones y ambas respuestas.

Cambio climático

 En este punto los conceptos gravitantes son Adaptación, Mitigación, Resiliencia, Transición. El Peak Oil es el parte aguas para que la humanidad inicie un cambio en un estilo de vida basado en las energías fósiles. En este horizonte común, las sociedades subdesarrolladas, que sobrevivieron al margen del uso del petróleo, tienen mucho que enseñar a las sociedades urbanas de base industrial en el arte de la sobre vivencia basada en un uso convivial de las diversas fuentes de energía que provee la naturaleza.

Los seres vivos, en realidad, han evolucionado hasta llegar al homo sapiens demens, porque han sabido adaptarse a sus entornos naturales. Las especies, incluidas las civilizaciones, que no pudieron adaptarse, desaparecieron. El desafío es inventar juntos nuevos estilos de vida conviviales y que generen equilibrios.

Esto se encadena con la Resiliencia que implica diversidad, adaptabilidad y posee una especie de redundancia intrínseca. La perspectiva resiliente reconoce que los cambios son constantes y las predicciones inciertas. La Resiliencia es un nuevo enfoque para mirar de otra manera el mundo natural: la biosfera, del que formamos parte, y el mundo artificial: la cultura, que la humanidad le ha sobre impuesto. En un sistema resiliente, los nodos: la pareja, la familia, la chacra/pastizales/bosque, las comunidades, el municipio… son auto suficientes en lo esencial para vivir bien, pero también son capaces de obtener y dar apoyo y recursos a otros lugares.

Recursos Naturales y Naturaleza

 Básicamente se trata de hacer conversar la visión occidental, de cuño monoteísta, de entender la biosfera como una cosa, como algo inanimado: recurso, precisamente, frente a la otra visión que entiende la biosfera como un ser vivo, de cuño animista. En este punto coinciden, ahora, la visión amerindia: Pachamama y la visión científica más actual: Gaia, postulada por el bioquímico atmosférico de la NASA, James Lovelock.

Esta creciente comprensión de la biosfera se ha expresado en la Carta de la Tierra, una Declaración internacional, patrocinada por las Naciones Unidas y promulgada el año 2000. Esta carta magna de la Tierra tuvo conocidos antecedentes: La Carta mundial de la Naturaleza, aprobada por las Naciones Unidas en 1982, El Informe Brundtland, 1987, la Cumbre de Rio, 1990-1992, las convenciones de cambio climatico biodiversidad y desertificacion y, ahora, para nosotros, la Ley marco de la Madre Tierra, del Estado Plurinacional boliviano.

Seguridad alimentaria

El punto de vista occidental, estandarizado por la FAO, entiende que existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para cubrir sus necesidades nutricionales y las preferencias culturales para una vida sana y activa. Como se ve, no es un enfoque sistémico.

La visión amerindia añade la perspectiva ecosistémica: alimentos como fruto de la conversación con la naturaleza: la mutua crianza de los glaciales, el agua, los suelos, los bosques, la no propiedad de la tierra sino su usufructo rotativo, una economía basada en la abundancia femenina de la biodiversidad, no en la escasez patriarcal producida por políticas monetarias, tendientes al monocultivo, la acumulación y el monopolio.

El punto de vista biocultural consiste en la dosificación adecuada de ambos ingredientes, según contextos particulares.

Economías

Siguiendo la lógica del nuevo paradigma científico, el enfoque biocultural redefine la economía como la complementariedad de dos energías antagónicas, Partícula / Onda.

Lo dicho lo podríamos visualizar de la siguiente manera:

ECONOMIA

 

Fermión / Partícula Tercero Incluido Bosón / Onda
Chrematistiké

Acumulación

 

 

 

Monedas complementarias locales

 

Oikonomiké

Redistribución

Capitalismo

Cero valor, por diseño

Reciprocidad

Generadora de los valores humanos: Ch´uyma

Liberalismo Socialismo Ayni Tinku

 

Mercado Estado Reciprocidad positiva Reciprocidad negativa

 

En Occidente (salvo los dos últimos siglos) siempre se ha entendido la Economía, desde Aristóteles, para ser preciso, como la complementariedad de Oikonomike: la Reciprocidad, basada en la lógica del don: compartir y Chrematistike: Intercambio, basado en dinero, mercado y acumulación. Es preciso volver a esta visión complementaria de las dos energías antagónicas.

En el Capitalismo, la dinámica económica se inicia a partir del interés individual por lucrar con el objetivo de acumular para, de este modo, poder comprar, en el mercado, los bienes y servicios que se precisa para ser feliz. En la Reciprocidad, la dinámica económica se inicia a partir de la necesidad del Otro, con el objetivo de crear o recrear el vínculo social, generador de valores humanos: amistad, alianza, fraternidad, solidaridad…para, de este modo, adquirir prestigio como donador y, en ello, tornar más amable el mundo.

Ahora bien, la lógica del Principio de Identidad y No contradicción, nos llevan a disyuntivas no realistas: o bien se acepta el Capitalismo y/o socialismo y entonces se rechaza la Reciprocidad o se acepta la Reciprocidad y se rechaza el Capitalismo, mientras por debajo de las definiciones lógicas, ambas energías siguen constituyendo el hecho económico, que los economistas llaman Informalidad.

El Guiaje como diálogo de civilizaciones

Al recorrer Bolivia nos vamos a encontrar con el pasado prehispánico y la modernidad. Ambos son parte de nuestra actualidad, de diversos modos y en diversa dosificaciones.

El énfasis, empero, del Guiaje biocultural pone el acento en la historia tecnológica; una tecnología diseñada ex professo para adaptarse al cambio climático, producido hace diez mil años con el último calentamiento no antropogeno de la historia de la Tierra

La era prehispánica

Los Andes centrales son una de las cunas más importantes de  la invención de la agricultura en la historia de la humanidad. De hecho, aquí se produjeron dos civilizaciones hidráulicas. Hacia la Amazonia, en Moxos, para manejar el exceso de agua: canales, lagunas, surcos elevados, creación de terrra agrícola artificial: la terra preta, lomas, pirámides. Hacia el Pacifico: para cosechar el agua escasa: andenerías, terrazas de formación lenta, camellones en las zonas anegadizas, q´ochas: lagunas artificiales para recoger el agua de lluvia, forestación de cabecera de cuencas para alimentar los acuíferos naturales y regular su flujo hacia los manantiales, zanjas de infiltración, aynoqas: rotación de cultivos con largos periodos de descanso.

Pues bien, este es parte del paisaje cultural que se observa al recorrer Bolivia. El Guiaje, entonces explicará, las tecnologías que crearon suelo artificial, regularon el riego, practicaron el policultivo y el control biológico de plagas, en fin: el hardware agronómico prehispánico y, así mismo, su software: los rituales de producción que, los cronistas malinterpretaron como idolatría: religión, cuando era pura tecnología simbólica y energética que hacía de la agricultura algo sacramental e, incluso  algo así como una suerte de meditación Zen, en acción, comunitaria y festiva.

Esta  es una parte del guión del diálogo de civilizaciones. La otra parte es su comparación con la agricultura occidental, tendiente a la homogeneización de cultivos: los de buen precio en el mercado; hacia la mecanización, la agroquímica, la revolución verde, los transgénicos, es decir, una agricultura dependiente del petróleo, un combustible que ha empezado a ser escaso. ¿Qué implica todo esto? Tal el tenor del diálogo de civilizaciones en este punto

La era moderna

En este punto vamos a resaltar la capacidad del modelo lógico animista, basado en la Complementariedad de opuestos y el Tercero incluido; de cómo esta civilización acepta la alteridad occidental cristiana y cómo, también, se producen los Quid pro quos: los malentendidos de civilización que duran hasta ahora.

Ejemplificaremos ese encuentro en tres rubros concretos y significativos:

El encuentro, la aceptación y metabolización del Dios cristiano que lo podemos leer en los templos coloniales, las Reducciones jesuíticas, la música y la pintura barroca indiana, las fiestas andinas contemporáneas: Difuntos, Carnavales, solsticios y equinoccios…

El encuentro, la aceptación y metabolización de la “forma Estado”: una típica franquicia europea que supone el Monoteísmo y la institucionalidad romano-cristiana y su encuentro con la “forma Ayllu”: una forma política simétricamente opuesta a la europea. Algo que ayudará a entender el “caos” boliviano que, finalmente, termina haciendo amable el vivir aquí.

El encuentro, aceptación y metabolización del Capitalismo y el Mercado, es decir, cómo ya en el Siglo XVI el Capitalismo y la Reciprocidad se articularon en los Andes. Los andinos se articulan al Capitalismo desde la institucionalidad de la Reciprocidad; es decir, a través de la tecnología de la Fiesta, le cortan al Capitalismo la pulsión de la acumulación y la concentración, cada vez mas especulativa, y abren el grifo de la Redistribución, la creación del vínculo social y el prestigio. Esto se puede leer en fiestas como Gran Poder, Urkupiña, Alascitas…

Turismo biocultural: la construcción de un modelo

 El Turismo biocultural involucra, en su oferta, por un lado, el cuidado del Patrimonio natural: el respeto y reverencia hacia la Madre Tierra; asimismo, promueve el respeto al Patrimonio cultural e intangible de los habitantes del destino turístico y, por otro lado, busca generar la conciencia de que estos patrimonios son Bienes comunes de la humanidad. Corolario: no se puede comprar Bonos de Carbono para seguir contaminando en el Norte y conservando en el Sur. No es ético.

El Turismo biocultural busca fomentar un diálogo intercultural entre los visitantes, entendidos y tratados como huéspedes, y los pobladores del destino turístico, entendidos como anfitriones, siendo concientes de que ambos pertenecen a una humanidad que colapsa de modo diferenciado pero complementario. Corolario: se minimiza la noción de que “El cliente  siempre tiene la razón”. Huésped y anfitrión comparten y conversan como seres humanos.

El Turismo biocultural busca crear, en primer lugar, relaciones y conocimientos y, en segundo lugar, generar lucro. Es un modelo empresarial que complementa dos visiones antagónicas. Por un lado, es una empresa gerentada bajo aspectos positivos del capitalismo: eficiencia, rentabilidad, profesionalismo y, por otra, es una empresa que redistribuye las ganancias  según el principio del ayni: la Reciprocidad. Corolario: se conversa acerca de cómo el “subdesarrollo” de Bolivia se debe a la relativización del Capitalismo por la Reciprocidad. Ejemplo, las Fiestas andinas, donde ambos sistemas interactúan y se relativizan mutuamente. ¿Un modelo de futuro?

El Turismo biocultural busca compartir y dar a conocer un sistema de vida animista, basado en el continuo biosférico. Por tanto, sus albergues  privilegiarán diseños ecológicos; sus Menús convertirán en arte culinario la biodiversidad del entorno, según el dictum: “Que tu alimento sea tu medicina”. Corolario: hablamos, pues, de una Gastrosofía y no sólo una gastronomía.

En el Turismo biocultural, el Guiaje es un eje fundamental: pues son los intermediarios y facilitadores de la construcción de diálogos de civilizaciones. Dan que pensar y hablar; no son una cortina sonora que, en sordina, acompaña el desplazamiento de una burbuja por un paisaje exótico, distante e impersonal. El Guiaje construye, a partir de un nuevo concepto de interpretación biocultural, relaciones de comunicación que incluyen reflexiones sobre visiones constructivas del mundo occidental y  el mundo amerindio. Corolario: el Turismo biocultural como una comunidad de aprendizaje entre las dos civilizaciones que nos constituyen como humanidad.

El Turismo biocultural apela y se dirige a un segmento del mercado con un grado especial de evolución personal; no es un turismo de masas. Es un turismo iniciático. La crisis ecológica y económica en curso ha creado las condiciones para su pertinencia. El Turismo biocultural  busca satisfacer la necesidad de Conectividad, con el Otro y con la Biosfera, que signa este comienzo de milenio a nivel planetario.

Estándares de un Turismo biocultural

Hospitalidad: el visitante no es un cliente es un huésped que  busca entender, aprender y compartir en respeto la visión del receptor.

Calidad: busca generar valores: la amistad pero también en un ambiente que asegure y permita la satisfacción de expectativas y necesidades del servicio.

Calidez: el trato es de anfitrión a huésped y viceversa incluyendo respeto afectividad y  cordialidad.

Sencillez y materiales nobles del país en la construcción y equipamiento de los albergues: diseño ecológico

Herramientas del TB

Alianza público-privada-comunitaria

Busca la sinergia de todos los actores

Nadie es excluido de los beneficios

Lógica económica de Todos ganan

Roles de los actores

 Sector público

Ente rector

Fomento: inversión, crédito

Promoción: marketing país, incentivos fiscales

Infraestructura básica: caminos, señalización, mantenimiento circuitos

Incentivos a la formación profesional

 Sector privado

Motor de la actividad turística

Realiza la promoción turística sectorial

Genera, capta y distribuye flujos turísticos

Abre nuevos destinos, rutas

Asesora y apoya localmente

Sector comunitario

Cuenta con el recurso cultural y medioambiental

Gestiona los emprendimientos locales

Participa laboralmente: personal calificado

Participa en los beneficios: todos

Tiene la responsabilidad de la sostenibilidad

La diferencia específica del Turismo biocultural

Compartir con el turista un sistema de vida basado en el continuo de la naturaleza y en relaciones de reciprocidad multi nivel: Vivir Bien

Que el turista occidental haga la experiencia de conocer y compartir con una sociedad no occidental contemporánea y aprender su know how de relacionamiento con la Madre Tierra. Recuperar la dimensión de la ritualidad para minimizar la separación sujeto/objeto, que está en la raíz del calentamiento del planeta.

Turismo vivencial, basado en el turismo ecológico, el turismo comunitario, el turismo cultural, el turismo científico, el turismo slow: los incluye y los completa, interactivamente, induciendo a una introspección en las propias raíces, para hacer del Viaje, otra vez, una experiencia mistérica de muerte y renacimiento a una nueva dimensión de lo humano.