Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamki Salcamaygua: el diagrama de la interculturalidad
La interculturalidad está en su nombre mismo. Santa Cruz, por cierto, es un apellido puesto, en el siglo XVI, a indios y sefardíes conversos. Fue trilingüe: aymara, quechua y castellano. Nació en Santiago de Hanan Guaygua, Canchi de Urcosuyu, Collasuyo. Hijo de Diego Felipe Condorcanqui y de doña María Guayrotari. En algún momento, entre 1613 y 1630, escribió Relación de Antigüedades deste reyno del Piru, crónica que narra la historia de los incas hasta antes de la conquista. Fue publicada recién en 1879 por Marcos Jiménez de la Espada, con otras dos crónicas, bajo el título de Tres relaciones de antigüedades peruanas. Nosotros usamos la edición facsimilar y transcripción paleográfica, a cuidado de Pierre Duviols y Cesar Itier, editada por el Centro Bartolomé de Las Casas. Cusco, 1993.
En este capítulo nos vamos a detener solamente en dos momentos de su crónica. En primer lugar, en la transcripción de una famosa y controvertida “Oración” de Pachacuti Yamqui al Dios creador cristiano y un apunte necesario a su, incluso más famosa aún, Plancha de Oro del Coricancha. Los dibujos, en efecto, sacan el inconsciente cultural mucho mejor que las palabras que, bajo una lógica de lo contradictorio, son necesariamente polisémicas y ambiguas.
Como ya vimos en los primeros capítulos, donde se resume el paradigma científico desde el que tratamos la interculturalidad, nosotros suponemos que el cerebro y la mente humana es una y que todos los seres humanos compartimos toda la data y todas sus capacidades; lo que varía es la dosificación y los énfasis puestos por las civilizaciones y las culturas.
Dicho con otras palabras, y entrando en materia: todos los seres humanos tienen la capacidad de pensar lo uno: el punto, y la red: lo múltiple; de activar el lóbulo derecho y el lóbulo izquierdo y de las infinitas dosificaciones entre ambas energías: las bosónicas y fermiónicas. Así, en la “Oración” de Joan de Santa Cruz, éste activa, incentivado por la dogmática monoteísta, la capacidad de pensar lo Uno, mejor dicho: al Uno: lo trascendente y, a saber, como creador, que es una metáfora que sale de la combinatoria posible de los datos y que cultivó de modo especial el monoteísmo abrahámico y, en especial, el catolicismo. Joan de Santa Cruz asume el vocabulario de la evangelización que sólo, para alguien preso en el principio de no contradicción, puede implicar un ataque suyo al politeísmo y las idolatrías. En los Andes (como por cierto, también a nivel subatómico y noosférico) no prima el principio de “O lo uno o lo otro”, sino el “Tanto lo uno como lo otro”. Aquí rige, pues, el principio contradictorio: se puede ser monoteísta y animista a la vez; se puede ser vasallo del inca y del rey, etcétera, etcétera.
Que Pachacuti Yamqui piensa los pensamientos de los evangelizadores y se puede poner en su piel y, adentrándose en este pensamiento, pueda formular preguntas filosóficas, teológicas, sapienciales y hasta metafísicas: “Señor del Principio”, “Creador”, “Hacedor”, “Queremos verte”, “Contéstame, te lo ruego”, ¿Cuál eres tú?…, no quita que matice andinamente: kay qhari, kay warmi. Esto es algo que tenemos que entender como normal; no está plagiando a nadie, ni profiriendo nada indebido, como normal y no plagio es que, por ejemplo, la mística renana Hildegard von Bingen, 1098-1179, pueda pensar, sentir y expresarse como una Animista kallawaya, de siempre: está, simplemente activando su lóbulo neuronal derecho y conectando con campos mórficos que vibran a la misma o parecida frecuencia que la suya. Entre los siglos IV y III, antes de Cristo, tanto en China: la escuela de Mo-Ti o Mozi, 479-372, como en Grecia: Parménides, Platón y Aristóteles, actualizaron la inteligencia racional, sin conocerse mutuamente. Hay que descartar, por obsoleta, la ingenua idea (muy cultivada, por cierto, por Duviols y compañía) de que el europeo es el que piensa y el indio sólo plagia o remeda a destiempo. Un baño en las neurociencias no haría mal a nadie.
He aquí, pues, un hermosísimo ejemplo de interculturalidad teológica: pensar/rezar los pensamientos/oraciones el Otro.
Para los interesados en hacer una traducción en base a sílabas significativas la primera palabra: Wiraqucha, ya sería un festín hermenéutico. Wira significa fuego, grasa quemante: combustible, lo que reverbera: lleva a sol, a lo masculino, a lo activo: connota lo consciente, lo diurno, lo seco; Qucha, significa agua y, a saber, aguas primordiales: el océano, lo líquido, pasivo: fluido; como en toda la tradición hermética, lleva a luna, a lo femenino: a lo inconsciente, nocturno, húmedo. Wiraqucha menta las energías polares: Onda/Partícula: Bosón/Fermión; mejor dicho, su complementariedad que, en su diagrama, está representado en el Óvalo: el “Vacío Grávido”, de los físicos o “Punto cero de energía”. Sí, Joan de Santa Cruz se dirige al Dios hacedor, pero entendiéndolo como el Tercero Incluido de la complementariedad que genera la Vida: el fuego y el agua: Fuegoagua. ¿Se atisba en qué estriba la interculturalidad? Dice sí al cristianismo, sin negar la sintaxis de su propio pensamiento. Finalmente, ¿qué visión de la divinidad es más sofisticada e interesante? ¿La de los catecismos limenses o la que emerge del retablo de Joan de Santa Cruz Pachacuti?
En cuanto a su diagrama, lo de menos es que efectivamente haya estado en el templo del Coricancha, repujado en oro; lo de más, es que esté en su crónica. Eso basta y sobra. Este diagrama, igualmente, tampoco es una originalidad andina; es fruto de la mente humana, cuando quiere pensar, energéticamente, la complementariedad de opuestos; de hecho, el árbol sefirótico de la Qabbalah tiene la misma estructura:
así como un Acelerador lineal de partículas. A modo de ejemplo muestro el acelerador más antiguo, construido en 1937, por Philips.
El sefardí Juan Perez Bocanegra, sobre el diagrama sefirótico, expresa el modelo de parentesco andino. Estas formas mentales resuenan mórficamente al ponerse en relación. Estos campos mórficos están en el inconsciente colectivo, anima mundi o como queramos llamarle.
Así, pues el diagrama de Pachacuti Yamqui es el siguiente
Hay muchas lecturas posibles, combinatorias, de este diagrama; todos enriquecedoras. Me remito a algunas de ellas: Lionel Vallée, Jan Szeminski, John Earls, Irene Silverblatt, Josef Estermann, entre otros. Todas suponen, sin embargo y, a saber, no explícitamente, una ratio lógica, como en la ontología occidental. Pienso que debemos suponer más bien una ratio energética. Volveré sobre ello. Salvo este punto, (clave, por cierto) todas esas lecturas son muy instructivas.
En este capítulo yo desearía, simplemente, mostrar cómo este diagrama energético (como un Acelerador lineal de partículas) expresa la gramática dinámica, interactiva, de la interculturalidad.
Tenemos que empezar reconociendo que los que hemos nacido en el seno de la civilización monoteísta y patriarcal de Occidente, por diseño, no somos interculturales, pues hemos sido formateados bajo el Principio de Identidad que culmina en la noción de Verdad y, según esta lógica, sólo puede haber una verdad que, por supuesto, es la nuestra. Los otros están en el error. Los católicos lo piensan, pero los evangélicos lo dicen públicamente; no digamos ya los musulmanes que siguen haciendo la Guerra Santa al infiel.
La civilización animista, como la andina, se basa, en cambio, en el Principio de Complementariedad; es decir, por diseño, asume, lógicamente, las dos energías que constituyen la realidad: Bosón y Fermión. Por tanto, pues, el Otro es la otra energía, de entrada; es parte de la totalidad. El Otro, a priori, no es el enemigo a aniquilar o bautizar (como en la tradición cristiana) sino una nueva posibilidad de mayor complejidad y enriquecimiento. Por tanto, potencialmente, uno contiene siempre a su opuesto, dentro de sí mismo; la actualización depende del contexto; la dosificación, lo mismo: depende del entorno.
La tradición abrahámica también piensa al Otro como complementario, pero esa posibilidad no hace masa crítica, social y políticamente. Es elitista, minoritaria y esotérica: qabbalistas, sufíes, místicos. El diseño hegemónico de la civilización occidental no busca el equilibrio, el justo medio, de las energías antagónicas, sino la supremacía de las energías fuertes: masculinas. La otra energía: la femenina, la reprime, con las consecuencias que ha analizado Sigmund Freud: produce malestar, neurosis y azuza las pulsiones de muerte: El malestar en la cultura. Madrid: Alianza Editorial, 1978; eso, a nivel antropocéntrico, y, a nivel ecológico, ha terminando por desestabilizar los ecosistemas terrestres, provocando el primer desquiciamiento climático, producido por la Revolución industrial que es la culminación y cumplimiento del mandato original de del Génesis: 1, 28: “Dominad la Tierra”.
Por eso, la guía maestra para saber de Interculturalidad es aprender de los casos concretos de encuentro que se han dado entre Occidente y la Indianidad.
Bien, volviendo al diagrama Pachacuti Yamqui, y quitando la hojarasca y las matizaciones complementarias, podemos observar el siguiente esquema que organiza el Principio de Relacionalidad, en el que se basa la cosmovisión andina, siguiendo los Principios de Oposición, Complementariedad y Tercero Incluido, entendido como Chakana: puente entre dos extremos y también como Taypi: el campo donde se encuentran: Tinku, los opuestos. Hélo aquí:
Al comparar este diagrama, con el qabbalista, (más abajo), salta a la vista el carácter cosmocéntrico del andino y antropocéntrico del diagrama sefardí. Los sefirot son los atributos de la divinidad: las 10 dimensiones de su manifestación en el Orden explicado. Ya se ve que la Naturaleza no aparece en la foto de familia. Aquí salen las diferencias civilizatorias. Hildegard von Bingen, Francisco de Asís, Baruj Spinoza, los románticos, los ecologistas, la ecosofía cosmoteándrica, Gaia, como se ve, son la excepción a la regla; su peso real, en la sociedad, se verifica, por ejemplo, en los avances de las políticas globales sobre la crisis climática en curso y que se expresa en las Conferencias de las Partes de las Naciones Unidas.
Aprecien la diferencia y la igualdad de los diagramas.
La lógica de la Ontología lleva a congelar la realidad en objetos claros y distintos: cosas en sí, para escapar de la Impermanencia budista, Anitya, y al “todo fluye” heracleitano, como formas de pensar. Bajo este marco, se pueden formar conjuntos, diversas composiciones entre ellos: arriba/abajo, derecha/izquierda o alto/medio/bajo, etcétera, como muestran los autores citados anteriormente. Ahora bien, si partimos del supuesto de que las culturas andinas, al no basarse en el verbo ser y, por tanto, no haber desarrollado una ontología, se basan, más bien, en una lógica energética y una sintaxis aglutinante, comunicativa, concatenante, interactiva, entre dos polaridades imantadas, el enfoque de lectura del Diagrama es otro.
Ahora sólo voy a explicitar algunos conceptos mayores que produce este enfoque, que no encontramos en la Ontología. Me refiero a las nociones de Tinku, que remite a las dos polos opuestos: en este caso, las columnas de la izquierda y la derecha, que se encuentran agonísticamente en un centro y de Taypi: la columna del centro, precisamente, que es el espacio o campo magnético donde los opuestos se encuentran, produciendo lo contradictorio: amor/odio, del que brotará la complementariedad y la reciprocidad: la búsqueda, siempre inestable, de la cabalidad.
Todo el campo semántico de estas nociones aymaras y quechuas tiene que ver con el coito, que es la metáfora madre, de lo contradictorio sin más, no sólo en los Andes (Véase, por ejemplo, Moisés de León, El Zohar; Georges Bataille, El erotismo. Barcelona: Editorial Tusquets, 1988 y Vatiaiana, Kamasutra. Recomiendo buscar el Google). No estamos, pues, en un modelo estático sino interactivo, no lógico sino energético, no reprimido sino pulsional, no basado en Thanatos sino en Eros: libidinal, que tiene que ver con lo medular de la danza de la Vida-Muerte: el Suma Qamaña (Véase: Mario Torres, Suma Qamaña y Desarrollo. La Paz: PNB, 2012).
La columna del medio la podemos entender mejor desde lo que Stéphane Lupasco llama “El estado T” o Tercero Incluido. El estado T corresponde a una situación en la que dos polaridades antagónicas son de intensidad igual y se anulan recíprocamente para dar nacimiento a una tercera potencia, en sí misma contradictoria. Un estado tal, en sí mismo contradictorio: el Tercero Incluido, es una semi-actualización de dinamismos antagónicos y, a la vez, una semi-potencialización de esos mismos dinamismos antagónicos. Sin embargo, uno no aprehende toda la realidad, sino en tanto como el efecto de una tercera dinámica emergente entre la energía y la materia. (Véase: Stéphane Lupasco, Le principe d’antagonisme et la logique de l’énergie. Prolégomènes à une science de la contradiction. Paris: Hermann, Coll, 1951)
Ahora bien, Lupasco encara este “estado T” desde el punto de vista de la actualización, relativizada por la actualización antagónica. En este caso, lo que llamamos realidad deja de ser, cesa, tanto si se trata de materia o de energía, y ese estado, que podríamos llamar “intermedio”: actualización relativizada por su actualización antagónica, se convierte en algo que Lupasco llama “Materia primordial”. El Principio de antagonismo conduce así al reconocimiento de una entidad sin materia ni energía, tan real, empero, como la “realidad”, que Dominique Temple llama “Conciencia de Conciencia” y Lupasco denomina “Energía psíquica”. A esto, Pachacuti Yamqui llama, justamente, Wira-qucha y lo grafica como un Ovalo vacío/lleno, en el Taypi del diagrama.
Jaqi es otra variación, esta vez, en el nivel de lo humano y que, tal vez, podamos entender mejor, por experiencia propia. Jaqi no menta los relata: varón y mujer, sino la relatio que se produce cuando se emparejan; ya no son dos, sino uno. Al efecto de la complementariedad: algo intangible, energético, psíquico, emocional, no tridimensional, se llama, en aymara, Jaqi y, en quechua, Runa. Jaqi es una noción que no pertenece al orden de lo objetivo; de ahí la dificultad occidental de entender esta noción de tipo cuántico, pues el occidental estándar precisa objetivar para entender y dominar el mundo: tenerlo bajo control: Marco lógico. No soporta la incertidumbre, la relatividad, la fuerza de la contextualidad… por programación neurolingüística.
A ese efecto, también le podemos llamar “Dios”, si no queremos cosificarlo como un objeto más de la realidad.
Para conversar en los Centros de alta conectividad
Vocabulario
Civilización
Siguiendo el modelo cuántico, podemos pensar que la Humanidad también colapsa, ora como Onda: Oriente, ora como Partícula: Occidente, sabiendo que la Función Onda contiene dentro de sí las propiedades, por así decir, de la Función Partícula y viceversa. Entendemos por Civilización a este colapso Onda/Partícula, en el nivel de lo humano. La civilización occidental priorizará el Uno: monoteísmo, y la civilización oriental priorizará el Par: Yin y Yang: Onda/Partícula.
Culturas
Al interior de ambas civilizaciones, se producen diversas dosificaciones de ambas energías, principalmente para adecuarse al entorno biosférico y hacer posible la vida en sociedad. A esas dosificaciones llamamos culturas. Las culturas occidentales, fenomenológicamente, son todas muy diversas entre sí pero, simbólicamente, todas se basan en la opción por el Uno y la Separación: exigen trascendencia. Las culturas orientales, como las andinas, fenomenológicamente, son también muy diversas entre sí, pero todas comparten la noción de Paridad y de saberse parte del Continuo de la realidad: se mantienen en un fondo de inmanencia.
Para conversar
¿Han hecho la experiencia de Joan de Santa Cruz Pachacuti de poder rezar en cristiano y ch´allar en animista? ¿Cómo sucede ello en su experiencia? ¿O una cosa excluye a la otra? Hilando más fino: en su experiencia, lo monoteísta y lo animista ¿se dan al mismo tiempo? ¿Co-existen? ¿O primero uno y luego el otro? ¿O cada tiempo-espacio: pacha, tiene su propio “dios”? ¿Piensan ustedes que si un animista incluye al dios cristiano, excluye sus propios ejes de referencia? ¿Por qué el monoteísta piensa que si un animista incluye al dios monoteísta, debe excluir lo propio; qué lógica se expresa en ello?
¿Conoces la explicación cuántica de esta experiencia? No me digas que no. Revisa, en los primeros capítulos, los conceptos de Actualización y Potencialización. Supongamos que tú mismo eres el laboratorio de esta experimentación ¿verificas o falsas esa explicación de la lógica cuántica, vivida por Joan de Santa Cruz?
Si eres animista de familia ¿qué valor te añade conocer el Monoteísmo? Si eres monoteísta de familia ¿qué valor te añade conocer el Animismo?
¿Conoces ateos animistas? ¿Por qué no puede haber ateos en el Animismo? ¿Será porque no existe la noción de un Dios único, personal, trascendente? ¿Se podrá decir que el Animismo es “ateo” por diseño? ¿Una Wak´a es Dios? ¿Cuáles son las diferencias? ¿Es coherente usar el concepto de Dios en el Animismo? ¿Sí, no, por qué?
¿Qué piensas del diagrama en tres columnas? Hasta donde entiendo, todas las instituciones andinas y todos los juegos de lenguaje siguen este esquema cuántico. Por ejemplo: ayllu = urin/aran; jaqi = chacha/warmi, etcétera. ¿Podrían ir buscando y coleccionando más ejemplos? El que no nos salte a la vista esta estructura lingüística, se debe a la fragmentación atomista que producen las gramáticas aymaras, calcadas de las gramáticas castellanas, vale decir, greco-latinas. Este combo: jaqi=chacha/warmi, es la unidad significativa mínima que debemos volver a aprender a pensar, incluso los que no tenemos el aymara o quechua como idioma materno. El cambio de paradigma empieza en el lenguaje; en esto, para ser precisos: ya no pensar átomos, sino quantums conceptuales.
¿Cómo leerían el Diagrama desde el punto de vista de la interculturalidad? ¿Qué columna representaría a Occidente y cual a la Indianidad? ¿Por qué? ¿Se dan cuenta cómo, con este Diagrama, se puede metabolizar cualquier Otro? El occidental se maneja bien, en el reino de los hombres; no en el de la naturaleza. ¿Cómo aplicarían este diagrama para modelar su Sistema de Vida, que incluye lo biológico y lo cultural? Esta sería una buena contribución para ir generando nuestras propias herramientas de gestión: cómo se gerenta un Sistema de Vida.
¿Es el Vivir Bien un Tercero Incluido entre Desarrollo y Suma Qamaña? ¿Se puede decir que el Vivir Bien, que está en la Constitución, es fruto de un diálogo intercultural entre Occidente y la Indianidad? ¿Cuál es el Lugar vital: biotopo: Sitz im Leben, del Vivir Bien? ¿Cuál, el de Suma Qamaña? ¿Serán sus respectivas civilizaciones? ¿Se podría decir que el Vivir Bien no es indígena, sino occidental? ¿Por qué? O, por el contrario, que el Vivir Bien es indígena y no es occidental ¿Qué piensan?
Tarea
Con este nuevo marco lógico, invito a las comunidades de aprendizaje de los Centros a emprender una lectura del Diagrama Pachakuti Yamqui y, luego, complejizarlo con las notas laterales adjuntas en la página. En el Google podrán encontrar todo lo que precisan para este trabajo.
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