Blas Valera Illavanqa: monoteísmo y animismo en una sola persona
Toda la complejidad, que entraña la interculturalidad, se la puede atisbar de una manera concreta en personas singulares que ejemplifican, de alguna manera y de modo notable, el encuentro lacerante de dos culturas que dosifican, de modo antagónico, las energías bosónicas y fermiónicas de la realidad. Todos nosotros, en Bolivia, somos también el taypi donde estas dos fuerzas, en diversos grados y matices, se entremezclan, construyen y destruyen, simultáneamente. Tenemos que avanzar a leer, en nosotros mismos, las dos civilizaciones que nos constituyen, pues todos somos un fractal, un microcosmos, de la Totalidad.

Ahora vamos a conocer a un personaje excepcional en la historia de los Andes, el padre Blas Valera, 1545-1618, de la Compañía de Jesús, hijo de padre español y madre india. Lingüista, cronista, etnólogo, utopista, conspirador, hombre del Renacimiento y del Barroco, contemporáneo de Campanella y Giordano Bruno; asimismo, depositario de la ciencia, tecnología y sabiduría del Tahuantinsuyu. Una persona desgarrada entre dos pertenencias, una de las cuales luchaba por extirpar y destruir a la otra, que también le constituía y, a saber, entrañablemente. Descendía, por lado materno, de una dinastía chachapoyana, emparentada con panacas cusqueñas, especializada en medicina y en el manejo de los quipus; es decir, era parte de la tecnocracia encargada de manejar la información, tanto cuantitativa como cualitativa, tanto tangible como intangible, del Tahuantinsuyu.

PART15Su agitada vida fue de novela negra. Fue muerto, jurídicamente, el año 1597, por decisión del prepósito general de los Jesuitas, Claudio Aquaviva que no soportaba su doble pertenencia. Desterrado a España, regresó de incógnito al Perú, arropado por la Cofradía Nombre de Jesús: una suerte de ONG de jesuitas napolitanos y damas de la nobleza cusqueña, con cuya colaboración trató de impulsar una utopía política. Proponía, en efecto, una diarquía andino-occidental, autónoma administrativa, económica y tecnológicamente y dependiente, políticamente, de la Corona hispánica, a la sazón, el Imperio occidental por antonomasia. Esa utopía cristiano-andina, está escrita en la Nueva Coronica y Buen Gobierno; sobre todo en la parte del Buen Gobierno que practicaron los incas. Significativamente su obra fue silenciada, saqueada, distorsionada, camuflada: “el Jesuita anónimo”, durante siglos; recién en el siglo XX fue saliendo a la luz, poco a poco, no sin escándalo y reticencias académicas.

Ahora vamos a transcribir un fragmento: Mi Vida, de su obra póstuma El desterrado inocente Juan Valera a su pueblo. Este texto ha sido editado por Laura Laurencich Minelli con el título siguiente: Exsul Inmmeritus Blas Valera Populo Suo e Historia et Rudimenta Linguae Piruanorum. Indios, gesuiti e spagnoli in due documenti segreti sul Perù del XVII secolo. Bologna: CLUEB, 2005. Existe una edición peruana, patrocinada por el Municipio de Chachapoyas. Para tener una visión de conjunto recomiendo el texto editado por Laura Laurencich Minelli y Paulina Numhauser, Sublevando el virreinato. Documentos contestatarios a la historiografía tradicional del Perú colonial, Quito: Ediciones Abya-Yala, 2007, 467 p. y 1 CD Rom; mas lo que se pille en Google y en la corriente académica Escrituras silenciadas.

“Mi vida

Yo nací en Llauantu en Chachapuya, el día de San Blas del año del Señor 1545, en tiempo de Paullu Inca, siervo de los hispanos e indigno de la estirpe real.

Mi madre, la india Urpay, hija del curandero Illavanqa, fue desflorada por el capitán Alonso Valera que, al desahogar sus deseos con esta muchacha de quince años, la contagió de una enfermedad de la piel que le causó muchas llagas en el cuerpo. Dado que en quechua llaga se dice quiri, todos los soldados hispanos que habitaban en aquella provincia la expusieron al ludibrio llamándola Piri Purpay, siguiendo su costumbre de cambiar de manera bárbara cualquier palabra de mi tierra.

Si para Alonso el mejor lugar hubiera sido el matadero, junto con el marqués; al contrario su hermano Luis, pues él poseía la virtud de la caridad; tanto, que convenció a Alonso a tomar por esposa a la india Urpay, ya embarazada de mí. Lo que hizo solamente después de haberla bautizado con el nombre cristiano de Francisca y después de que, para mayor escarnio, se cambiara el bárbaro apodo Piri por Pérez.
Como en nuestros tejidos el hilo torcido a la derecha significa cualquier virtud, el hilo torcido a la izquierda significa cualquier vicio, así los dos hermanos Luis y Alonso; de modo que Luis fue mi padre y no quien la Santa Iglesia había unido a mi madre, aun cuando ella traspasó el umbral de la Pachamama. Pero ¿qué alegría podía ella disfrutar en esta vida si siempre la idea de la muerte estaba presente en su corazón? Y por respeto a su memoria me callo las injurias a las cuales Alonso la sometió, pero nunca su muerte.

Alonso, el mujeriego para con todas las mujeres indias, aquel sábado decidió pretender de su esposa, legitimada por la Santa Iglesia, lo que le era debido. Mi madre huyó de casa para no sucumbir a sus deseos. Entonces Alonso se transformó en verdugo traspasándole el vientre con una espada. Ella cayó sin vida al suelo y él la dejó morir en su propia sangre.

Cuando Luis y yo enterramos a Mama Urpay, él colocó una lápida sobre la fosa mientras los ancianos batían las ollas para mamita, y yo, atormentado por dentro, como memoria reproduje sobre ella, a la manera india pero ya evangelizada, la indigna historia de la muerte de mi madre. Mi abuelo Illavanqa entalló a su manera en cobre la tórtola que yo había pintado para representar a Mama Urpay y me la entregó para que yo pudiera tocar su recuerdo. Ella merece encontrarse ahora entre estas páginas. Y aquí dispongo esos jeroglíficos, arrancándolos de mi memoria, y mi mano se vuelve niña. Tenía trece años cuando me quedé huérfano, pero dentro guardaba mucha vejez. Las lágrimas caen por sí mismas como la lluvia.

Quien primero lea este comentario, de cuyas páginas gotea sangre, tal vez vea al verdugo secar el hierro ensangrentado en el vestido de mi madre asesinada. Veo, hacia atrás, odio profundo en aquel crimen tan cruel. Quien vio, se calló. Vana fue la intervención de Luis Valera.

Mi abuelo materno Illavanqa, por benevolencia del cielo y por acción de un bálsamo – del cual no quiero hablar – había curado al amauta Machaquymuqta, herido en la batalla entre los soldados del usurpador Atahualpa y los partidarios de Huascar. El Amauta, como muestra de reconocimiento y gratitud, le donó una parte de su sabiduría y de objetos en los cuales su misma sabiduría había penetrado tan profundamente que ningún filósofo de poca monta, ni un aventurero, ni un delegado ávido de plata y de oro nunca podrá desarraigar. Porque todas esas cosas aptas para excitar la mente y el alma, él hizo que se me arraigaran en la mente y en el alma, él hizo que se me arraigaran incluso en las entrañas.

Y yo conservo esta doctrina siempre lúcida, pura e incorrupta, al igual que todas aquellas cosas materiales que de ella son explicación y prueba en la tierra, con el fin de que mi amado pueblo del Tahuantinsuyu recuerde.

A su vez, Luis Valera tuvo la bondad de instruirme en la doctrina del Viejo Mundo y mi camino se alegraba con el Sol de la Sabiduría. Como el Sol es real – quién puede decir que es falso – así, mientras mi vida fluía repleta de saber, aunque esclava de los hispanos, medité cómo ser hijo del Tahuantinsuyu sin mancha, cambiándome de vestimentas con el único propósito de ayudar a mi gente, convertida en minúsculo grano de arena en la cupida máquina de quienes la Dominaron y Cristianizaron.

La Orden de Ignacio de Loyola me pareció, por su juventud, la mejor donde llevar a cabo mis propósitos; si alguien me considerase ingrato hacia quien me acogió, estaría completamente equivocado. Ya no como animal bruto aprecié la Compañía de Jesús, sino como hombre dotado de esencia espiritual, al igual que mi pueblo que se estaba muriendo. Y no se muere solamente de muerte, que es de todos, sino también de mente, de ingenio, de cultura, de costumbres. Como dentro sentía vejez, entendí que para morir tenía que vivir para servir a la causa de mi gente. Entré en el Compañía a los 23 años.

Tú, Dios o Pachamama o Yntillapa, eres testigo de esta vida mía tejida con tantos jirones, porque al hombre no le concediste un don mejor que el intelecto, y no puedes permitir que las cosas pasadas no hayan sucedido. En realidad, lo que yo grito muchos lo murmuran, o refunfuñan o piensan, o no declaran las cosas vistas. ¿Tal vez callarán siempre la verdad y no darán testimonio? El Señor vive, porque quien movió la lengua del asno de Baalam es señor también de los actuales Dominadores Brutos. Como tú, Dios, según enseñan las Sagradas Escrituras, los amonestarás desde las alturas, yo no oso hacerlo desde abajo.

Esqueleto de llama me hizo el padre Aquaviva con su odio hacia la verdad dicha por mí, mestizo; con ignominiosas acusaciones trató de expulsarme de la Orden relacionándome con los Hermanos Rebeldes López, Fuentes y Cartagena, ya no amantes de la verdad sino de propósitos malsanos.

Horrible tela de araña tramó el padre Maldonado, de manera que me robó unos papeles míos sobre la cultura borrada por los hispanos, fingiéndose su tutor, y en cambio se los confió a Garcilaso de la Vega que con engaño se apropió de ellos, tahur horrible, y sobre ellos realizó muchas heridas y mentiras, que yo sanaré con el Bálsamo del Intelecto. Insensato Garcilaso, que ensuciaste el honor de tus antepasados reales. Pero con el fin de que los afluentes de mi temor y de mi dolor puedan confluir en la serenidad de un remiendo en la tela que yo tejí, todo lo mío que censuraste yo lo volveré a escribir para la gloria del pueblo de Tahuantinsuyu.

Tú, padre Acosta, cuya inercia te impidió averiguar la verdad creyendo que había que defender los derechos de la Santa Iglesia sirviéndose del atropello, esté contigo el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.

Veneración y devoción inclinan mi cabeza ante Quien me permitió morir aún viviendo, recorrer leguas y leguas por todas las provincias del Perú para ayudar a mi gente golpeada en todo el cuerpo. Así como un cadáver, Padre Celeste, me protegiste a mí, Desterrado de la Patria, y gracias a tu heroico corazón yo, Desterrado Inocente, allí regresé al igual que ahora muero Desterrado en España, pronunciando tu nombre y el de Ignacio.

En mi peregrinaje me pareció casi haber vuelto a recorrer, aunque indignamente, la vida de san Blas. Él, sublime corona en el coro celeste de los santos, fue perseguido por ser cristiano; en cambio yo, hijo del idólatra Tahuantinsuyu, a pesar de ser cristiano, soy odiado por los cristianos a causa de mi origen indio. Ojalá el Patrono de los Cardadores me ofrezca su mano piadosa, a mí: Cardador de los Nudos de la Historia Inca.

Dirijo mi alma agradecida y diligente atención a los Hermanos J.C., A.O., B.S., J.G.R., A.B., B.S., M.V. D.B., D.V., quienes por prudencia no nombro. Ellos, dotados de un Divino Sentido de Libertad, no se dejaron guiar por las áridas leyes, sino que con conciencia íntegra dirigieron las mismas; ellos velaron por mí y por mi gente vistiéndose de una infinita misericordia. Ojalá que la Piedad del Cielo mire a estos hombres de la Compañía y les proporcione el Sueño de la Tranquilidad y de la Paz a sus Almas Entusiastas”.

Para conversar en los centros de conectividad

Nuevos conceptos

Compañía de Jesús

Orden religiosa fundada por Ignacio de Loyola en 1534 (una década antes del nacimiento de Blas Varela) para implementar la Contra Reforma católica diseñada en el Concilio de Trento. Cuerpo de elite para operaciones especiales al servicio del papado de Roma. Se especializaron en la educación de las elites: colegios y universidades. En la América andina jugaron un rol muy interesante, intelectual y políticamente. Los sobrinos de Ignacio se casaron con princesas incas: ¿qué queriendo siempre? ¿juntar en una dos dinastías? Rebarajan las utopías del Renacimiento y, con sagacidad y prudencia, las van implementando en las así llamadas Reducciones jesuíticas. Juli, a orillas del Lago Titicaca, fue su Reducción piloto. Con la Cofradía Nombre de Jesús, bajo el liderazgo de Blas Valera, apuestan por una neo monarquía inca-católica, como tres siglos y medio más tarde apostarían por una iglesia aymara, desde Tiwanaku o, desde CIPCA, 1995, por un Estado Plurinacional, para la República de Bolivia. Los jesuitas sefardíes son los que han hecho la diferencia. En Bolivia: Xavier Albó, Enrique Jordà, Federico Aguiló, Luis Alegre Santamaría, por nombrar algunos.

Mestizo

Es un término que confunde el orden de la biología con el orden de la cultura. Parte del falso supuesto de que hubieran razas puras. En el orden de lo viviente, todo es mezcla; en este sentido, la vida es mestiza; pero si ello es así, entonces aislar la palabra mestizo y convertirla en un concepto, es una tautología. Nada ganamos diciendo, por ejemplo, que una mesa es una mesa.

En España, sin embargo, deriva del debate acerca de los estatutos de limpieza de sangre que sirve para segregar a los judíos y mantenerlos como súbditos de segunda clase. Tiene, pues, un carácter político. En el siglo XVI, el Imperio español lo utiliza para denominar a una de las “castas” o “cruzas” que integran la estratificación social de tipo racista impuesta en sus colonias: la del hijo de un padre o madre de “raza blanca” y una madre o padre de “raza amerindia”, como Blas Valera o Garcilaso de la Vega, justamente. Ya sabemos que el primero bascula hacia lo indio y el otro hacia lo hispánico, culturalmente hablando.

Un uso actual de este concepto se sirve de la teoría del Aufhebung de Hegel: tesis-antítesis-síntesis, para sostener que lo europeo y lo amerindio desaparecen en una nueva síntesis biológica y cultural. Una manera sutil de negar la alteridad cultural del Otro. Desde un punto de vista ético y lógico es preferible no usar tautologías; se crean pseudo problemas y pseudo soluciones. Más sano y lógico es seguir los principios de actualización-potencialización, propuestos por el físico Basarab Nicolescu, pues lo que sucede en el nivel micro físico acaece también en el nivel astro físico y, a fortiori, en el nivel humano. Aplicado a nuestro caso sería así: cuando se actualiza el Monoteísmo, se potencializa el Animismo; cuando se actualiza el Animismo, se potencializa el Monoteísmo. Pues, ambas energías, en distintas dosis, nos constituyen a todos como seres vivos, en el nivel noosférico.
Panaca
El ayllu real recibía el nombre de Panaca. Las panacas tenían gran influencia a la hora de decidir el nombramiento de los nuevos Incas. Conocemos las siguientes Panacas: Chima Panaka, de Manku Qhapaq; Rawrawa Panaka, de Sinchi Ruq’a; Hawaynin Panaka, de Lluq’i Yupanki; Uska Mayta Panaka, de Mayta Qhapaq; Apumayta Panaka, de Qhapaq Yupanki; Wikakiraw Panaka, de Inka Ruqa; Awqaylli Panaka, de Yawar Waqaq; Suqsu Panaka, de Wiraqucha Inka; Hatun Ayllu, de Pachakutiq Yupanki; Qhapaq Ayllu, de Tupaq Yupanki, Tumipampa Ayllu, de Wayna Qhapaq.

Quipu

En quechua: khipu, significa nudo. Fue un sistema de registro de la información, mediante cuerdas de lana o algodón y nudos de uno o varios colores. Justamente, Blas Valera, nieto de un Khipukamayoq, es el que mejor información nos da al respecto en su texto Exsul immeritus y Baltasar de Salas, en su crónica Rolletes Aymaru aymara (véase el capítulo 14) enumera más de una docena de tipos diferentes de quipus. La historia oficial los reduce, básicamente, a nudos mnemotécnicos para uso contable. Los Quipu son sistemas semióticos no lineales, no atomistas, no alfabéticos; por tanto, no segregan esencialidad. Representan una tecnología no ontológica de manejo de la información, quedándose en el nivel de la inmanencia. De ahí, su destrucción compulsiva, durante las campañas de extirpación de idolatrías, y su silenciamiento y reduccionismo posterior.

Para conversar

En el nivel del hardware: lo biológico, todos somos iguales; es en el nivel del software: la cultura, la programación neurolingüística, donde los seres humanos nos empezamos a diferenciar. Aquí se ubica el espacio de la interculturalidad. ¿Qué les parece este punto de vista? ¿Qué otros puntos de vista conocen? ¿Cómo los valoran?

¿Cómo explicar la brutalidad del padre biológico de Blas Valera? ¿Se puede llamar a eso machismo? ¿Tendrá el machismo alguna relación con el Monoteísmo patriarcal judeocristiano? ¿Será consecuencia de que el Patriarcado, al reprimir lo femenino, reprime también la sexualidad y ésta no se puede expresar de modo equilibrado? ¿Todos tenemos la potencialidad de ser machistas? Su actualización ¿se pauta culturalmente? ¿Por qué?
¿Qué vendría a ser el erotismo? ¿Será cierto que sólo occidente conoce el erotismo?

A los 13 años quedó huérfano y dice que “guardaba dentro de sí mucha vejez”. ¿Qué habrá querido decir con ello? ¿Cuáles fueron las dos fuentes de su educación? ¿Cómo las describe? ¿Cómo se ubica, subjetivamente, entre estas dos matrices civilizatorias? La educación recibida ¿lo hace occidental? Si sí, ¿por qué? Si no, ¿por qué no? Las costumbres recibidas ¿lo hacen indio? Blas, por tanto, ¿es español e indio, al mismo tiempo o en tiempos diferenciados?

¿Por qué ingresa a la Compañía de Jesús? ¿Cuál es su agenda privada? Siempre hay una agenda pública y una agenda privada y hay que usar la pública para conseguir los fines privados. ¿los consigue? El que se escribiera la Nueva crónica y Buen gobierno ¿habrá sido uno de sus objetivos? Las metas personales ¿se cumplen siempre en vida o pueden cumplirse siglos más tarde? ¿No sería poético cumplir los sueños de nuestros ancestros?

Blas Valera dice que no sólo se muere del cuerpo, sino también de la mente, el ingenio, la cultura y las costumbres? ¿Qué habrá querido decir con ello? Aplicado esto a nuestras circunstancias actuales ¿estamos vivos, enfermos o muertos?

Blas pone por testigo de su vida a Dios, la Pachamama e Yntillapa, ¿cómo interpretas eso? ¿Te has fijado que cuando se refiere al Dios cristiano, éste no tiene pareja, es ch´ulla, y cuando menta los referentes andinos de sentido, los nombra en pareja? ¿Qué comentarios te sugiere esto?

A partir de lo que dice del prepósito general de la Compañía y otros jesuitas ¿cómo te imaginas que fue su relación con ellos? “Yo, hijo del idólatra Tahuantinsuyu, a pesar de ser cristiano, soy odiado por los cristianos a causa de mi origen indio”. ¿Qué comentario te merece esta confesión de Blas Valera? ¿Idólatra y cristiano: monoteísta y animista? ¿Ustedes se consideran idólatras y cristianos o sólo idólatras o sólo cristianos o, como dice Cantinflas: todo lo contrario?

¿Qué quiso decir Blas Valera con esta frase: “Ojalá el Patrono de los Cardadores (San Blas) me ofrezca su mano piadosa, a mí: Cardador de los Nudos de la Historia Inca?

Tarea

Si conocieran en su medio a un personaje como Blas Valera, sería interesante recoger su Testimonio de vida y analizarlo y conversarlo con él, en la comunidad de aprendizaje del Centro, teniendo presente la historia arquetípica de Blas Valera. Mejor si hacen un video documental y también un texto; parece que éstos últimos van a durar más.

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